miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Por qué no fui contigo?




Hoy fue de esos días caos. Llena de cosas. Algunas parte de la pega, pero entretenidas, otras con carácter de sorpresa, otras con recuerdos. De todas ellas no todo resulto bien y la verdad es que fue un poco grave, ya que hacer lo mismo otra vez es un poco, porque en ningún caso del todo, una pérdida de tiempo. Tiempo que a esta altura del semestre no tengo. Estoy en esos días en que aquella unidad inventada por el hombre, que da un cierto orden, creo yo, es demasiado valioso. Probablemente siempre lo sea, pero en este preciso momento, lo es un poco más.
En fin, la verdad no es de mi caos mental del que quiero hablar, sino de un amigo al que vi hoy y que hizo que me sintiera algo… algo así como… enojada conmigo misma. Comenzamos a entablar la conversación, yo andaba algo irritada y quisquillosa, alegaba por todo. Encima del sofá tenía puesto mis vestidos de gala, que por lo demás son liadísimos, ya que mi vecina que se va a graduar de cuarto medio quería verlos. Entonces miré a mi gran amigo ¡Sí! A ese que conocí en el metro camino al colegio, gracias a una compañera, cundo yo iba en octavo básico y él en segundo medio, es decir siete años atrás.
Él es un hombre completamente maravilloso, demasiado inteligente, muy entregado a sus estudios, tiene una sensibilidad increíble, es tan hombre, tan caballero, pero al mirarlo a los ojos, la puerta del alma, en su interior también se encuentra un niño. Es mi amigo de hace siete años y mi compañero de caminatas, tardes de cine y conversaciones varias. No nos vemos tanto, o no tanto como quisiéramos. A veces hemos pasado meses sin hablar, pero jamás se ha roto nuestra infinita amistad.
Hoy estábamos juntos conversando, él estaba algo asombrado de cómo me pongo cuando estoy agotada, nunca me había visto así, cuando de pronto sus ojos y los míos caen en mis vestidos y me surge la pregunta ¿Por qué no fui contigo a mi gala? Es más hasta le dije que creía habérselo preguntado en esos años, pero él me aseguró que no y entonces yo me seguía cuestionando el por qué y además le repetía que siempre debí haber ido con él. Entonces me mira con ojos de niño travieso y me dice: “Viste, hoy estaríamos en el proceso de… ¿Te “acorday” cuando estábamos en la fiesta? Y todo ese tipo de cosas, las cuales me hicieron sentir algo estúpida. Debo decir que no estoy arrepentida de haber ido con el otro niño, aclaro que no era mi novio, porque en esos tiempos yo… sólo disfrutaba de la vida y así como hoy, lo que menos me importaba en ese minuto era estar con alguien. Pero las circunstancias de la vida hicieron que aquel chico, amigo mío el de la fiesta, desapareciera por completo.
La verdad es que en esos momentos, hace tres años, tenía mi cabeza en tantas cosas que no me di cuenta de aquello y hoy creo que lo más maravilloso habría sido que él me hubiera acompañado en aquella noche.
Pero… ¿Saben una cosa? Mientras iba escribiendo esto, se me ocurrió algo. Tal vez para remediar aquello, pero también la veo como una nueva oportunidad. A penas reciba una invitación a un matrimonio, él será mi elegido. Apenas sepa agarraré mi celular para comunicarle no que lo invito, sino que vamos a ir a un “casorio”.
Así como hemos compartido tantas cosas lindas y bueno hoy no tanto, porque yo andaba de malas pulgas, quiero compartir con él la instancia de un evento de esa magnitud. De beber un par de copas, a pesar de que él no toma alcohol y no fuma y este y el otro… yo todo lo contrario, pero lo haremos igual. De estar vestida como una damita a su lado, con unos altos tacones, después intentado bailar y quedar con los pies descalzos antes de herirlo y finalmente de darle un gran abrazo para darle gracias a la vida por aquella oportunidad.
Danilo, te adoro toda la vida.

sábado, 18 de octubre de 2008

La Moni Cumplió un Año!!!




Hace un año, una amiga de la U. Mi doña Poly, me contaba que habían nacido los gatitos y yo decía que ricura y pensaba en que quería uno. Desde el nacimiento de mis hermanas, hace nos nueve años no teníamos mascota. La razón, simple, los bebés. Para mí fue demasiado triste, ya que crecí con mascotas. Estaba acostumbrada a compartir y regalonear con perros, gatos, hámster, pajaritos, conejos. Así que imaginen mi calvario.
Pero bueno, pasaron 8 años y por esos días a la Poly se le ocurre preguntarme si es que quería un gatito. Yo… por dentro a gritos decía que sí, pero pensando en mi familia respondí que no. Sin embargo, dejé abierta la posibilidad de que…tal vez sí. Entonces se lo pregunté a mi familia y obvio las peques saltaron de alegría y pedían entre abrazos y gritos que la trajera. Mi padre y mi madre se miraron y bueno, accedieron. Ya las niñas estaban como decían ellos “más grandecitas como para que tuviéramos una mascota”.
Le dije a mi amiga y en un segundo el acuerdo estaba listo. Entonces yo comencé a prepararme, le compramos camita, esa típica cajita con arena para sus necesidades, unos juguetes y como a su llegada sólo iba a tener un mes, consultamos con veterinarios la fórmula para hacer leche como para los gatitos recién nacidos.

Llegó el día
Hace un año también, estaba pololeando. Cómo cambian las cosas no. Además pertenecía al TRICEL –Tribunal Calificador de elecciones- y estaba sentada frente a la urna con Mis amigos de carrera, la Cami y el Seba. En eso llega la Poly con una cosita que parecía casi un ratón y que maullaba insistentemente, como si se fuera a acabar el mundo. Y ahí estaba la moni. Tan pequeñita que cabía sin mayor problemas sólo en la palma de mi mano. Demasiado exquisita. Durante todo lo que duró ese día de elecciones mis amigos y compañeros no dejaron tranquila a mi pobre pequeñita, algunos la acariciaban y otros obvio tanteaban.
Al fin de la jornada, me pasó a buscar mi ex, el supuesto padre. Hoy mi niña es “washa”, pero les aseguro que la más mimada de todas. La llevamos en metro y sus maullidos… uufff, llamaron la atención de todos los que iban cerca. Al llegar a casa no teníamos muy claro cómo le íbamos a dar su leche, ya que si la bebía de un platillo se ahogaba. Finalmente entre tantas cosas optamos por un gotario y ¡Santo Remedio! Durante unas tres semanas alimentamos a la mona como si fuera un bebé y yo en definitiva parecía toda una madre.
Menos mal que estaba finalizando el año académico, porque durante esas semanas, como cual me acostaba con esta cosita y en mi velador tenía preparada una porción de leche con su gotario y claro durante al noche la muy linda me despertaba unas dos veces y pobre de que no al fuera a alimentar.
En fin, todo esto sucedió hace casi un año cuando la monita llegó a mi casa. La verdad es que trajo mucha alegría y a veces me resulta gracioso cuando ya casi todos nos vamos a acotar y mi padre pregunta que “dónde está la mona”. O cuando llama a casa cuando viaja por el trabajo y pregunta incluso por ella. En definitiva la mona es el bebé de la casa.

PD: Ando más que apresurada así que si tengo algún error pido las disculpas correspondientes.
Además disculpen lo mamona, pero es que amo a la monii!
y bueno su cumpleñao fue el 15, pero también por problemas de tiempo, no lo pude subir antes.

sábado, 11 de octubre de 2008

¡Viva Chile Mierda!




Me siento indignada, pero indignada ¡Total!
Hoy como pocas veces me decidí a salir con mi familia, madre, hermanas y abueli. Papá se fue de viaje –que novedad-.
Pero bueno, no es de la salida de lo que quiero hablar, sino que de una situación que ocurrió al volver a casa.
El trayecto era desde estación Mirador –línea 5-, hasta Las rejas –línea 1- y como de costumbre, sobre todo después de la masacre de Transantiago… el metro iba algo lleno, aunque no mucho en relación a las terribles horas punta.
Línea uno, estación República más o menos y sube una joven embaraza. Acto seguido ella se ubicó en los asientos que van como laterales donde se encontraban sentados dos hombres. Ninguno de los dos, compadres a todo esto, cede su asiento. La chica se veía joven, probablemente tenía mi edad, unos lindos 21 años y en su rostro se podía apreciar un poco de cansancio.
Uno de los pelotudos –disculpen la expresión, pero es lo más sutil que puedo decir- iba con un diario en mano, al parecer el LUN, lo leía a ratos, pero luego al subir esta chica y con una actitud muy pendeja y burlesca se pone a mirar el diario y a hacer como que lo leía y se lo mostraba a su amigo. Mientras la joven seguía de pie con el futuro de Chile en su vientre. Ellos soltaron como unas risitas estúpidas y se notó que miraron el vientre de la joven.
¿Qué pasó? La verdad no pude ante tal rotería y falta de civilidad entre pares. Creo que mis palabras jamás van ha poder retratar los gestos, las miradas y tontas risas de estos caballeros. El asunto es que le pregunté a la joven si es que quería sentarse, a lo que ella me respondió que “me da vergüenza”. Y sus ojos algo tímidos decían algo así como… Nada que hacer. Yo no pude contenerme y con mi dedo índice, sí ese, el apuntador, el acusador, toqué el brazo del estimado, que además era el sujeto que llevaba el diario en su mano y le dije, obviamente con el respeto que se merecen todas las personas: ¿Disculpe… le podría dar el asiento a la joven?
Vino la sorpresa, el muy caballero corrió su brazo bruscamente, levantó su mirada, la clavó en mis ojos lleno de ira, como diciendo qué te pasa pendeja de mierda y yo creo que por decirlo casi dulcemente, porque la forma con la que me miró me dejó casi knock out. Entonces guardó su diario indignado. Todo lo hizo como dando a entender que lo que yo había hecho estaba mal y era casi una falta de respeto para él, el muy educado. La joven claro se sentó me dio las gracias y todos sus gestos hicieron notar que fue un alivio para ella y el retoño poder sentarse.
En cuanto al señor solidario, se notaba que venía del trabajo, no lo niego y cualquiera pudo haber dicho… Tal vez estaba cansado. Pero la verdad es que se notaba que estaba de lo más relajado, que no había sido un día más que para ir a marcar la tarjeta y punto. No como muchas veces que he visto a señores obreros que vienen completamente exhaustos y se les cae la cabeza de sueño, así como también el tipo del maletín que anda con unas ojeras que le llegan casi hasta el suelo, en ese caso probablemente nada que hacer. Pero este idiota que tomó el diario se lo mostró a su compadre, con el pretexto de revelar algo justo, pero justo en el minuto en que tenían ahí en sus narices a una joven con un maravilloso vientre de unos seis meses.

ACERQUE SU TARJETA (me acordé de esto)




Esa situación me recordó lo realmente estúpidos que a veces nos comportamos como sociedad.
Hace un tiempo iba en la micro camino a “mi departamento”. Estábamos en la esquina de AV. Larrain con Tobalaba cuando el semáforo dio rojo y el conductor se baja apresuradamente para comprar agua. Probablemente no debió hacerlo durante el recorrido, pero ante algo tan esencial como poder tomar agua qué le íbamos a decir.
Él se bajó y llegaron unas cuantas personas. Vieron que no estaba el chofer, entonces entre risas y creyendo ser –en buen chileno- muy “bakanes” o “choros” suben sin marcar la tan famosa tarjeta bip. Todo aquel que subía hacía vista gorda y sencillamente no pagaba, mientras yo miraba atónita, por no decir que tenía ojos de huevo frito.
Pero tenía que ocurrir el milagro:
Llega otro buen número de pasajeros, uno de ellos –que por lo demás se notaba que era un sujeto muy humilde- con su bip en mano, miró hacia todas partes y a pesar de notar la ausencia del conductor, sin más pasó su vip por el validador. En ese momento juro que me dio ganas de pararme y aplaudir a este señor por su actitud. No lo podía creer.
Muchos pueden pensar algo así como, pero cómo tan exagerada, si demás que es eres capaz de hacerlo. Puedo decir que no. Pero saben por qué. La cosa es sencilla, si veo, creo y siento que el sistema está funcionando mal, con una actitud como esa lo único que voy a lograr es a contribuir a que esto siga mal y tal vez peor. Por otro lado mi alegato quedaría inválido, al menos yo creo eso.
O sea si usted es de los que se cree “chorito” porque no paga su pasaje, déjeme decirle que creo que está completamente equivocado. Puede que se demore una eternidad, pero al fin y al cabo siempre llega a destino, más encima gratis. Esto es casi como votar, si usted no está conforme con el sistema, qué hace alegando si no ejerce su derecho de sufragar, de elegir a alguien para que lo represente y aunque no exista ningún candidato que le guste, da lo mismo… alega con todo su derecho.
No digo que sólo por no votar el resto no tenga el tan famoso “derecho a pataleo”, pero al menos el que sufraga y alega lo hace con toda legitimidad.