martes, 30 de noviembre de 2010

Museo de la Memoria, reflexión...


Entre todo lo tormentoso que es terminar un semestre en la universidad, en cualquier carrera, para un ramo me tocó ir a visitar el Museo de la Memoria. Se supone que entra el la prueba que será este jueves.
Había recorrido una buena parte. Viví casi el minuto a minuto a través de una pantalla y audífonos que iban relantando con los relatos de los periodistas que estaban ahí en ese momento, lo que sucedió durante la jornada del día 11 de septiembre. Fue estremecedor, sentir tanto tiroteo, ver a la gente arrancar a todos lados. Después documentos varios, hasta que llegué a una pantalla donde se mostraba cuando tomaban detenidos a diversos hombres y lo violentísimos que eran, a esas alturas yo trataba de contener un par de lagrimones, había una banquita para sentarse a ver, lo hice y sugió la siguientereflexión:
Estoy en el Museo de la Memoria y mientras veo las imágenes de diversos archivos y documentales, suenan en mi cabeza las palabras de personas más viejas, que vivieron en carne propia el 11 de semtiembre de 1973 y todo aquel periodo llamado Dictadura Militar. Pienso, y siento que no aprendieron nada de lo que se vivió en ese momento. Suenan sus palabras en mi mente, dieciendo que fue culpa de la misma gente y de quienes estaban en el poder -partiendo por S. Allende-... y sinceramente, con todo lo que he visto hasta ese minuto, que ha dejado mi corazón completamente apretado, me doy cuenta de que muchos quienes estuvieron ahí para verlo, parece que nunca vieron nada. Una venda apretaba sus ojos.
Nunca observaron todo lo que pasó frente a sus ojos...
Yo no perdí a nadie durante la dictarua, pero con sólo abrir mis ojos y observar lo que tengo al frnte, sufro tanto como aquel que todo lo perdió, como si sus familias, fueran tan mía como de ellos.
(acá termina la reflexión, sentada en la banca)
Sin embargo, mi sorpresa no terminó ahí. En el recorrido uno llega a un pasillo negro, donde se habla específicamente de tortura. Es como un mini laberinto. Entonces di la vuelta y vi auqella cama metálica conectada a los cables que aplicaban descargas eléctricas. La miré y quise pensar que cosas así nunca habían ocurrido en mi país. Para mi sorpresa al levantar la vista estaban los testimonios de torturados... y sólo puedo decir que hay que recordar, para que nunca más, nunca más ocurra algo tan cruel y horroso en neustro país, en el mundo, entre seres humanos...

Como dicen por ahí "Un pueblo sin historia, es un pueblo sin memoria".

sábado, 13 de noviembre de 2010

Siempre fuiste tú....


Quiero ser breve en lo que tengo que contar, aunque da para mil. Cada detalle lo que hoy sucedió puede dilucidar muchas cosas, pero no me interesa hacerlo. No es que no quiera que quien lea esto no lo entienda, sin embargo sé que quienes de verdad lo deseen lo van a compreder.
A lo largo de mi vida siempre me han pasado cosas bien curiosas, respecto a mi sensibildad con la gente y la percepción que tengo de ellos y hoy... cuando ya tengo 23 años un ser maravilloso abrió mis ojos y sin darme grandes respuestas, logró que comprendiera todas esas cosas que me pasaban. Situaciones con las cuales siempre conviví, y aprendí que ahí debían estar pero hoy por fin tienen una razón. O más bien tengo el por qué en mis manos.
POr mucho tiempo sifrí por la llegada de ciertos sueños, de los cuales yo siempre supe su significado para mi, pero de los cuales nunca pude hacer mucho. Y me dí cuenta que en verdad no estaba en mis manos evitar aquellas cosas, aunque yo las deseara con todo el corazón, sino que mi misión está en asumir y entregar fuerzas para enfrentarlo.
Idirectamente siempre supe que eras tú quien estuvo ahí, que a quien más de alguna vez he basureado, pero que también -sobre todo este año-, le he agradecido cada una las cosas maravillosas que han pasado en mi vida. Por cada oportunidad que me ha entregado, cada día de vida y todo cuanto llena mi vida de felicidad. Siempre te hablé a ti y nadie más. Sin darme cuenta no he hecho otra cosa que cumplir tu voluntad, aunque sé que muchas veces también me he equivocado.
Es dificíl, por una parte, darme cuenta que siempre supe que quien iba a partir ibas a ser tú, pero no fui capaz de observar bien. Y aunque me siegue doliendo tanto como ayer, acepté que no eras para este mundo y agradezco que me hayas mostrado que cuando partiste, te fuiste bien. Que todo eso que yo vi de lo que quedaba de ti, no fue más que un embase.
Hoy, al igual que casi todos los días, quiero agradecer por ese algelito que tengo por ahí bien a tu lado, y por el nuevo angelito que tragiste a mi vida. Un ser maravilloso que abrió mis ojos y me hizo comprender todo lo que llevo en mi interior... mi alma, mi corazón.

viernes, 9 de julio de 2010

Sumando y restando


viernes en la casita, ya estoy acostadita, tranquilita. Tengo unas ganas increíbles de escribir, o más bien casi de escupir. Es que son tantas las cosas que han pasado y tan lindas que quisiera que mis dedos volaran y que las pabras representaran en su maximos esplendor todo lo bello que he vivido estos últimos meses.
Estaba pensando en la noche de año nuevo. Más específicamente en el momento en el que le di el abrazo a mi madre y no pude contener las lágrimas. El año que pasó fue uno de esos que marcó mi vide, no recuerdo haber tenido un año tan malo como aquel. Y en ese momento, en ese abrazo sólo pensé en que necesitaba que algo marcara un nuevo inicio, que deseaba que este año, el bicentenario fuera bueno. Bueno para mi familia, para mi madre qu tnato lo merece y para mí, lo anhelaba tanto...
Y bueno ya estamos a julio de 2010 y aunque en algún momento temí que este no fuera un buen año, por detalles que hacen que hacen que la vida se ponga amarga. Pero no, hoy ya tengo más que claro que es un año de esos soñados. Ha habido de todo, lógico. Pero ciertamente el sol alumbra en mi venta y me acaricia intensamente.
Encontré a un hombre maravilloso, con el que ayer cumplí dos meses de pololeo. Lo curioso de todo es que cuando hablo de él, todos juran que llevamos por lo bajo un año juntos, pero no. Y digo maravilloso porque en él encontré casi todo lo que siempre he querido y sin buscarlo. Nunca estuvo en mis planes ponerme a pololear ahora, cero. Pero ahí está, ahí lo tienen. Soy la polola más babosa de la vida, la más feliz.
Les cuento una cosa, yo a Diego lo amo... muchísimo, y lo quiero, lo amo y lo adoro así, con todo lo hermoso ser humano que es y también con todos sus defectos, creo que hasta eso me gusta de él. Y una de las cosas que disfruto mucho y en silencio es mirarlo a sus ojos, hasta que siempre me pregunta qué pasa. Obviemente yo digo nada, y es que no estoy haciendo otra cosa ver el reflejo de su alma. ÉL se ha transformado para mí muchas cosas. No es sólo el sujeto con el que ando de la mano en la calle, el que tiene derecho a darme todos lo besos que quiera y esas... es mucho más que eso. Es mi pololo, mi amante, mi amigo, mi compipa, mi cómplice... eso que tantas veces dije: "yo sólo busco eso -lo anteriormente explicado-, ¿es mucho pedir eso? Y bueno ahí está y cuidaré de ese amor hasta que nuestra hitoria lo diga...
Por otro lado, he conocido a personas lindísimas. Entre ellos hay uno que se equivocó conmigo al principio, pero fue lo suficientemente valiente para aceptarlo y pedir sinceramete perdón. Acto que aprecio mucho, hasta el día de hoy. También junto a mi pololo apareció una chica muy linda. Una de esas personas que uno mira y dice: "Está tipa es buena, así de antro, del alma xD". Y así es, cada día me deja más claro que no me equivoqué y me alegra inmensamente saber que Diego tiene una amiga que es una persona tan hermosa. Aunque, no sabe ná que se la estoy quitando..ejejeje. Y bueno tambiñen su perra, un cabro bueno bueno y sus amigos en general, un plato.
Sumado a quienes ya estaban a mi corazón antes, siento que soy la mujer más afortunada y feliz del mundo. Esta vez le doy gracias a la vida, al pulento, y a un angelito, que aunque lloré y aún siento su partida, sé que me estña cuidando y velando porque todos aquellos que lo conocimos estemos bien... gracias Robertito.
Gracias a cada una de las personas que conozco por hacer de este mundo y mi mundo, un lugar alegre, un lugar donde la felicidad existe a pesar de todos lo problemas que se nos pudan presentar en la vida.

domingo, 16 de mayo de 2010

Un secreto




Supongo que así como este espacio me ha servido y ha acogido mis mayores penas, hoy se merece que le cuente todo lo maravilloso que estoy viviendo en este momento.
Confieso que desde que lo conocí él no ha hecho otra cosa que llenar mi vida de felicidad. Siendo que la primera vez que salímos, si bien no lo miré con otros ojos, sólo con una agradable junta arregló una semana que había sido de la puta madre.
Aún no sé bien cómo sucedió, o cómo se dio todo esto, pero volver a juntarnos se hacía una necesidad.
Recierdo estar en tu habitación, viendo una película cuando me pediste que te besara. Yo dije que no y nunca te dije por qué. En ese minuto el secreto era que quería dartelo para tu cumpleaños, aunque en ese minuto lo deseaba tanto como tú. El resultado, me fui a quedar contigo esa noche... Subimos a los quinchos, me estabas mostrando donde ibamos a celebrar tu cumpleaños número 26, cuando de pronto estabamos mirando la ciudad y me besaste, no pude hacer otra cosa que corresponderte...
Así llegó tu cumpleaños, conocí a tus amigos, bebiste... mucho y al otro día, aunque ya habías mencionado que querías estar conmigo y ese tipo de cosas, luego de tu ducha llegaste a la pieza me miraste te arrdillaste y me pediste que estuvieramos juntos, dicho en el buen shileno: "pololeo". Te respondí que sí, mientras tú seguías hablando y cuando te diste cuenta de mi respuesta no atinaste a otra cosa que decirme: "¿En serio?", a lo que te volví a reiterar que sí.
Oficialmente llevamos una semana y dos días, pero admito que desde aquel día que nos besamos mi mundo cambió completamente. Lo único que tenía en la mente era egresar y el amor completamente descartado, pero apareciste tú y hoy, a pesar de lo poco que llevamos siento que no podría vivir sin ti, que no quiero estar sin ti.
Nunca pensé que iba a volver a sentir algo tan hermoso y grande por alguien, la verdad algo que nunca había sentido. Todas esas cosas tu las sabes, me basta con eso, así que todas esas cosas me las reservo para nosotros dos.
Lo que sí les confesaré, es que no sólo me siente inmensamente feliz sino que con él, mi compañero, me siento una mujer plena.
Estaba pensando en la noche del viernes, donde salimos a comer, fuimos a la discors -KMASU, muy mala por cierto- y llegamos a tu depa. Nos fuimos al tuto time -como dices tú-, pero antes de eso me dediqué a acariciar tu piel y besarte un buen rato... parecía que el tiempo se había detenido y todo el ruido de la ciudad, aún estando en pleno centro de Santiago, había desaparecido... y es que, aunque tengo todas mis cosas claras y mis pies en la tierras, tú me tienes en las nubes. Me hace volar y tocar el cielo con una sola sonrisa, sacas todo lo mejor que hay en mí... Haces que mi mundo se convierta en uno que quiero construir junto a ti.....

pd: disculpen si hay algún error de tipeo o falta de otrografía... esto esa salindo ultra, mega recién del horno y quiero que mantenga su esencia, como es la idea de este espacio.

miércoles, 21 de abril de 2010

Rutina


Es algo que ocurre de lunes a miércoles en mi casa. Y es que para desgracia mía esos días entro a clases a las 8:30 de la mañana. Digo desgracia porque entre tanta cosa que hay que hacer para la U, se hace humanamente imposible acostarse antes de media noche, por ende las horas de la cuales dispongo para dormir son muy pocas. En especial esta semana me siento ultra agotada mentalmente, físicamente la nada.
Se levanta mi madre y arregla las cosas para las niñas, se levanta mi padre y por lo general de malas pulgas. Suena mi celular y mi padre corre a despertar a las peques, Sofía y Victoria –mis hermosas hermanas pequeñas- para que se laven. Luego me levanto yo. La ducha, vestirse, peinarse, el desayuno. Nos encontramos las cuatro en la cocina. Las peques y yo tomamos desayuno.
Mi padre se va, las niñas andan corriendo detrás de la mona. Me lavo los dientes, me peino, voy por mis cosas al dormitorio, le digo a las peques que ya nos vamos. Estamos las cuatro en el living y mi madre sonríe. A través de sus ojos logro ver su alma y está llena de dicha, de amor. Sigue sonriendo, nos mira a las tres. Nos da un beso, como un ritual de bendición, a cada una de nostras, sus hijas. Vamos saliendo, cierro la reja con llave y mi madre nos mira por la venta… en sus ojos de madre, con esos del amor más gigante que existe en el mundo, se nota que está llena de regocijo de ver a sus tres hijas juntas, como si fuera un para siempre…

lunes, 22 de marzo de 2010

Breve



Hoy es un día en el que ando sensible y en el que siento una profunda pena. Tanto así, que hace un par de minutos, antes de ponerme a escribir, intenté dormir un rato para descansar y olvidar un poco. El resultado: no pegué ni pestaña.
Hace cuatro meses que partiste de aquí y cuando llega el 21 por la noche me invade la tristeza para hacerse presente el 22. Y confieso que dentro del mes a veces también. Pero es que los 22 me traen la imagen de tu despedida. Como sea agradezco haber tomado tu mano aún tibia antes de ir muy lejos de aquí.
Estaba pensando… más bien todo el día he pensado en algo que te dije creo que como en agosto del año pasado. Estábamos en un carrete, todos habíamos bebido sus buenas copas. La Cecy y yo andábamos “hipervetiladas” bailando hasta cueca. Tú conversabas con el chasca.
Pasaron las horas y decidiste quedarte. Ahí estaba el famoso colchón, ese que era para las visitas y obviamente, aunque no hubiéramos querido, dormimos juntos. Pero recuerdo que no fue eso lo pasó precisamente –no piense mal, lea primero-, nos quedamos conversando hasta que se hizo un largo silencio. Noté algo raro en ti. Te pregunté por qué no me contabas tus cosas y te dije que yo no estaba sólo para carretear y trabajar contigo. Te dije: “Eres mi amigo, por lo mismo, me importa lo que pase contigo”.
Pasó un rato, no me dijiste nada. A oscuras me di cuenta de que las lágrimas corrían por tus mejillas, mis manos a ciegas las secaron. Te dije que si te preguntaba qué te pasaba no era sólo porque fueras mi amigo, que además de eso –dicho textualmente-: “Es porque te quiero, y mucho”. Nunca medí, o tal vez no me dí cuenta del peso que depositaba en esas palabras ¿Sabes por qué?, porque desde que partiste me di cuenta de que todo lo que te dije es verdad y que te quiero mucho… mucho más de lo pensaba. Y hoy, así como yo sequé tus lágrimas, me gustaría que esta vez tú secaras las mías.

domingo, 14 de marzo de 2010

Soy donante



Creo que se me va a hacer costumbre esto de escribir sobre experiencias nuevas, como sea. Luego de la catástrofe natural que ocurrió en nuestro país quise hacerme presente de manera solidaria, como muchos chilenos lo han sido después del terremoto. No tenía dinero propio como para poder donar, en nombre de la familia obviamente lo hizo mi padre. Pero si tenía dos cosas que podía dar. Una: lo material y dos: algo que está dentro de mí.
Miré mi closet y quise ser honesta conmigo misma. En el lugar donde se cuelgan las cosas que se cuelgan, porque somos más delicadas o porque sencillamente no podían estar en un cajón, había una gran cantidad de parcas, chaquetas, ropa. En los cajones también. Entonces comencé a mirar esas prendas y pensé en que no tenía sentido tenerlas ahí, que era de pura mona porque jamás las iba a volver a usar, que había gente que en estos momentos realmente las necesitaba. Más aún teniendo en cuenta que pronto se viene el invierno y en e sur la cosa comienza antes. Así unas cuantas chaquetas y parcas, de buena marca y en muy buen estado las eché a lavar –la gente merece cosas dignas, siempre, más allá de la marca- y partieron rombo al sur junto con otras pilchas.
El día miércoles después del remezón estábamos viendo la TV con mi madre. En esos días sólo se mostraban noticias. Entonces salió un contacto en vivo donde se mostraba y además se pedía donación de sangre, dieron unos números de teléfono y los anoté en mi celular. Donar sangre es algo que siempre había pensado hacer y la emergencia me llevo a tomar una rápida decisión. Este era el momento.
Llamé a los teléfonos de contacto, me costó comunicarme hasta que un joven me contestó, me dijo: “Estamos llenos esta semana, pero te necesitamos la próxima. No es sólo para la gente que se hace diálisis. La semana que viene se van a realizar muchas operaciones…”. En ese momento lo detuve y le dije que era algo que había pensado y que por lo mismo contara conmigo. Dejé mis datos, números de contacto y a esperar. El viernes en la maña me llamaron. Quedé citada para el miércoles a las 11:15 am.
Llegó es día… Sigo, luego del gran apagón que afectó a medio Chile. Estaba un tanto nerviosa y no sé por qué salí como súper justa en la hora. Llegué unos diez minutos atrasada, pero en recepción no me dijeron nada. Una chica de lo más amorosa me dijo que no había problema, me pidió mi cédula de identidad y datos para contactarme. Eso para estar en contacto y seguir siendo donante o para comunicarte que tienes algina enfermedad que se transmita por la sangre.
Me hicieron pasar por una puerta donde una señorita me llamó con mi carnet en mano y una hoja para llevarme a la sala donde se realizan los cuestionarios privados. Me hizo tomar asiento frente a ella, muy simpática comenzó con las preguntas. Iban desde si tomaste algún remedio durante las últimas dos semanas, si tenías algún tipo de enfermedad, uso de drogas –admito que me reí cuando me preguntó di me había inyectado alguna droga. Con suerte he probado la marihuana me iba a andar inyectando, jeje-. Respecto a la marihuana le comenté que sí había consumido un par de veces, hasta en queque, pero que de eso ya había pasado como un año, u ocho meses a más reventar. Luego vienen las que tiene que ver con enfermedades de transmisión sexual y obvia respecto a la vida sexual. Confieso que es bastante intimidante hablar con una perfecta desconocida sobre lo que pasaba con mis calzones. Terminó y me dijo: “Ya, estás lista para donar, pasa por acá”.
Llegué a un mesón donde estaba un chico que me pinchó el dedo –antes de donar ya te pegan su pinchazo- para ver mi glicemia, determinar mi grupo de sangre y descartar si tenía anemia y no sé que más. Me mandaron en la misma sala al sector donde están las enfermeras y los sillones donde te acomodan. Entonces llegó una enfermera con la hojita y mis respuestas al cuestionario y mi carnet. Me saludó muy amorosa y me invitó a tomar asiento. Por cierto era uno muy cómodo. Me pidió que le pasara mi brazo izquierdo, puso un elástico bien apretado en la parte de arriba de mi brazo, casi lo asesinó, y comenzó a buscar mi vena. Mientras ella buscaba la bolsita en la que iba a quedar mi sangre y la aguja para pincharme. Era más grande de las que a uno le ponen cuando se hace exámenes de sangre, así que me asustó un poco y le dije que mejor miraba para el lado, ella me sonrío y asintió. Entonces sentí un pequeño pinchazo y al mirar mi brazo estaba lista, aunque me espanté un poco porque usualmente te introducen las tres cuartas partes de la aguja y esta que era toda gigantona estaba al tope en mi brazo. Quise llorar. No por dolor ni miedo, pero me impresionó un poco. Al comenzar a llenar esta bolsita ella reclinó el asiento y quedé casi acostada, bien relajada. Luego de eso haciéndole honor a mi profesión llené a la enfermera de preguntas. Toda buena respondió a todas ellas y con toda la buena onda me decía siempre tratamos de que sea una buena experiencia para que quieran volver, también les damos todas las facilidades. Si vuelves a venir yo misma te puedo atender si sientes que te gustó como te atendí, me dijo ella. Deben haber pasado unos veinte minutos cuando la máquina que balancea la sangre, para que no se coagule, paró y listo. Me senté muy lentamente, la enfermera siempre preguntándome cómo me sentía. Pasaron unos minutos me levanté del asiento y cariñosamente se despidió y me hizo pasar al sector donde te dan una colación –ojo con ese detalle, te dan comida gratis ejejeje-. Fui donde unas señoras de delantal rojo que con toda amabilidad me preguntaban si quería leche o jugo y qué tipo de galleta prefería. Escogí un jugo con galletas de vino y me senté en una salita de estar a ver “Charly y la fábrica de chocolates” –la he visto mil veces, pero la amo-. Diez minutos más tarde y sin mayor problema partí rumbo a mi casa. No fue nada tan terrible, pero le confieso que aún me duele la zona donde me pincharon, ya no el brazo, y bueno esa misma zona la tengo bien morá.

pd: De órganos no legalmente, porque la Ley en nuetro país no ayuda en nada si la familia no da el consentimiento. Y siempre les he dicho a mis padres que por favor si me pasa algo grave y ven que no hay vuelta atrás me dejen partitr y regalar vida.